Deglución y alimentación
Una de las actividades de la vida diaria más básicas es la capacidad para deglutir. La disfagia (toda dificultad para la formación del bolo alimenticio y su transporte, desde la boca hasta el estómago) tiene una gran repercusión en la salud y calidad de vida de la persona. Por ello, la detección precoz y una intervención profesional desde los primeros momentos de la aparición del problema son primordiales.
En los casos más leves, y con frecuencia no diagnosticados, la dificultad se puede manifestar en un simple enlentecimiento en la formación del bolo o en la disminución de la ingesta. Una disfunción ya más grave, es aquella en la que se producen frecuentes atragantamientos, con el consiguiente riesgo de aspiración de alimento hacia traquea y pulmones, y por tanto de neumonía. En estos casos, el paciente se alimenta principalmente por sonda (nasogástrica o PEG), o incluso puede que sea portador de cánula traqueal.
La intervención terapéutica de la disfagia se centra en los siguientes aspectos:
- Valoración de la disfagia: protocolo de observación clínica, MECV-V. Derivación para realizar pruebas complementarias, si fuera necesario.
- Modificar los requisitos de control motor: mejora del control postural, estrategias posturales, maniobras deglutorias.
- Rehabilitación de aquellas funciones orofaciales alteradas, que están dificultando la alimentación oral segura. Nuestro trabajo se basa en los conceptos terapéuticos de Castillo Morales y la FOTT (Facial-Oral Tract Therapy) de Coombes.
- Adaptación de la actividad (modificación de la dieta –tanto volumen, como textura, como complementos alimenticios), adaptación del entorno y asesoramiento familiar.