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Artíclo

Tan sólo una ducha (1ª parte)

La ducha, una actividad de la vida diaria “básica” donde las haya, tiene un potencial enorme cuando, en terapia ocupacional, la utilizamos como medio terapéutico. 
Esta actividad está siendo uno de los objetivos personales decidido por una de nuestras pacientes quien, desde que volvió a su hogar con su marido tras sufrir un ictus hace 6 meses que le dejó severas alteraciones a nivel motor, sensitivo y perceptivo, ha tenido que asearse siempre en su cuarto, acostada en la cama. 

Por ello, el baño adaptado de nuestras instalaciones junto con el gel, el champú y la toalla, representan a día de hoy, elementos en su Programa de Rehabilitación Individualizadoigual de relevantes que el plano bobath, las fichas para trabajar la heminegligencia o el kinesiotape…

Además de ser una fuente de gran motivación intrínseca para ella, podemos transformar esta actividad en una herramienta de rehabilitación muy útil a través del análisis de los diferentes componentes que la conforman, así como del control adaptado de los mismos.

¿Qué nos permite estimular en el plano funcional una actividad como la ducha, sobre todo cuando hace mucho tiempo que no se ha realizado?
Sensibilidad exteroceptiva y propioceptiva

La enorme carga de feedback intrínseco de origen externo que proporciona el momento de la ducha, es una fuente de multiestimulación sensitiva que puede activar un gran número de receptores sensitivos diferentes:

Tactiles/somáticos: En la región posterior de cintura pelviana, tronco y antebrazos, a través de la sedestación en una silla de ducha adaptada (material plástico muy liso, resbaladizo, de temperatura cambiante por momentos…). En todo el cuerpo, a través de la espuma, el guante de ducha, la propia mano, la mano de la persona que nos ayuda, la toalla… 

Térmicos/de presión/vibratorios: Cambios de temperatura del agua, cambios de presión de la misma, cambios de temperatura en el ambiente, “vaivenes en la cabeza” a la hora de aplicar champú en el pelo… 

Propioceptivos: Sentir dónde y cómo está apoyado el hemicuerpo izquierdo, verificarlo tocándolo con la mano sana, verbalizando la posición al inclinarme para enjabonar los pies…

(Continuará en la 2ª parte...) 

Foto fuente: http://blog.securibath.com/wp-content/uploads/2011/03/shower.jpg

Publicado por Hugo Esteban Monge

Terapeuta Ocupacional en INEAVA